Al pasar de los años, a la edad de 14 años, comencé a entrenar y a partir de ese día, mi vida cambió completamente.
Pasadas las dos semanas de comenzar a entrenar me entregaron mi karategi y mi cinturón blanco, y tiempo después los demás cinturones. Así durante cuatro años.
En todo este tiempo he logrado grandes cosas, de las cuales me siento muy orgulloso de mí mismo. Logré representar a mi provincia y a mi país en competencias nacionales e internacionales. E incluso obtuve medallas, las que son fruto de tanto tiempo de dedicación y entrenamiento.
Entrenar Karate ha sido la mejor cosa que he hecho, me mantiene vivo, me enseña disciplina y lealtad. Karate, en realidad, es mi pasión.
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